Mi columna semanal del pasado jueves 22 de septiembre en Odiel Información
Minuto veinte de partido y el dorsal número veintiocho del Recreativo de Huelva pierde un balón en el centro del campo. La inmensa mayoría de los aficionados asisten impasibles a la jugada salvo una minúscula minoría. Ésta, carga contra el citado dorsal veintiocho argumentando a todos sus vecinos de asiento el porqué de esa mala acción: “El dorsal veintiocho, debido a su juventud- veinte años- posee una alarmante falta de experiencia y un ridículo nivel competitivo. Es por ello que no merece estar en la primera plantilla”.
Contrariamente a lo que muchos de los vecinos de asiento pudieran pensar, estos insignes acusadores, presumiendo como nadie de un íntegro onubensismo combinado con un fiel recreativismo, ilustran sus contenidos futbolísticos con un sutil acento portugués o argentino, al estilo de Cristiano Ronaldo o Messi. Para nada una pincelada choquera, menos en el Recreativo de Huelva, donde el sentimentalismo no debe asociarse al aspecto deportivo.
Eso sí, puestos a tirar de localismos, presumen de recreativistas, de onubenses, de cinteros, son hermanos, al mismo tiempo, de Pasión, de Esperanza, del Nazareno y de la Buena Muerte, hacen el camino del Rocío con Huelva, su plato preferido es las habas con chocos y tararean cada mañana al despertar los grandes éxitos de Los Marismeños o Manguara. Lo que se dice de Huelva hasta la médula. Todo eso, sí. Ahora bien, que el dorsal veintiocho falle un pase en el centro del campo,… por eso no pasan. Ni aunque ese dorsal veintiocho sea un onubense, joven y recreativista de cuna como Ale Zambrano. Y si sus vecinos de asiento aplauden al chaval porque creen que merece todo el apoyo de la grada,... ¡qué sabrán ellos lo que es ser recreativista y onubense!.
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